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El método micropsicoanalítico constituye una prolongación del creado por Freud. Centrado en el procedimiento freudiano de asociación libre, comparte sus objetivos y sus bases. Sin embargo incorpora importantes innovaciones técnicas que intensifican y agilizan el proceso analítico. Partiendo de la experiencia clínica, Freud observó que los problemas psíquicos, y parte de los somáticos, eran la repetición de experiencias infantiles desconocidas. Así fue como descubrió la memoria inconsciente y cómo ésta condiciona la vida de la persona. Al mismo tiempo, elaboró una teoría del psiquismo y un método de investigación del mismo que denominó psicoanálisis.
Un análisis tiene como base la palabra y se lleva a cabo por medio de sesiones individuales en las que el analizado, confortablemente instalado sobre un diván, cuenta su vida tal como la entiende; y el analista, detrás, desde su sillón, lo escucha con atención flotante, respetando las reglas de neutralidad y abstinencia y teniendo en cuenta la transferencia y la contratransferencia. Es el conocido método de la libre asociación de ideas, componente esencial de toda técnica psicoanalítica. Se trata de verbalizar y revivir la vida libremente, de manera que poco a poco se puedan conectar asociativamente las repeticiones con las correspondientes vivencias infantiles reprimidas. Una vez establecidas las conexiones, la tensión que las alimenta cede, las repeticiones negativas (síntomas) pierden fuerza y en la mayoría de los casos acaban por desaparecer definitivamente. Y es precisamente sobre este punto, el de dar al analizado los medios más adecuados para conocer, revivir, verbalizar y conectar asociativamente esas facetas oscuras de su vida, sobre el que gira toda la técnica micropsicoanalítica.
La técnica puesta a punto por Fanti, hace que el trabajo analítico gane en intensidad y en profundidad. Si un análisis se hace de manera continua, dura alrededor de un año; cuando se hace por tramos, se trabaja en períodos de varias semanas cada 6 o 12 meses con intervalos de varios meses sin sesiones. La elección de una u otra modalidad corresponde a criterios técnicos y tiene en cuenta las posibilidades del analizado. Así, la técnica micropsicoanalítica dispone de un esquema de trabajo preciso, pero suficientemente plástico para adaptarse a situaciones diversas. Da un máximo de libertad de expresión verbal y permite al analizado bucear en las profundidades de sí mismo, en un viaje de exploración interior que lo llevará a descubrir recuerdos borrosos y ocultos llenos de una carga emocional que no se imaginaba, vivencias reprimidas que marcaron su personalidad, o incluso pulsiones contradictorias en relación con fantasmas y deseos útero-infantiles... Esta investigación interior va a traer consigo importantes reorganizaciones en el psiquismo de la persona. La toma de conciencia de los contenidos y de los dinamismos del inconsciente no tiene solamente un efecto terapéutico, procura un conocimiento mejor de uno mismo, lo que tiende a reforzar la identidad del sujeto y a modificar de forma duradera las relaciones que mantiene con los demás. Además, las sesiones de larga duración y la utilización de recursos técnicos permiten ampliar el campo de acción del análisis. Por ejemplo, los adolescentes pueden beneficiarse de este método: la frecuencia de las sesiones es esencial para obtener un efecto relativamente rápido a lo largo de este período particular. Por su parte, el micropsicoanalista puede hacer hincapié sobre un determinado recurso técnico para que puedan superarse las dificultades de verbalización, típicas de los adolescentes. Asimismo, las sesiones de larga duración, los recursos técnicos y a la plasticidad técnica, hacen accesible que las personas de edad se beneficien de la técnica micropsicoanalítica, ya sea bajo la forma de un micropsicoanálisis o de una psicoterapia micropsicoanalítica. La adaptación de la cadencia del trabajo a las particularidades de su edad, es de capital importancia, pues se trata sobre todo de dar la posibilidad de abordar la vejez con serenidad. Por último, las posibilidades de hacer un
análisis van más allá del cuadro neurótico
clásico, se extienden a problemas de más difícil
acceso, como las toxicomanías o aquellos ligados a una personalidad
que roce los límites de la normalidad o incluso determinadas
psicosis.
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